Para vibrar necesita pasión, intriga, obstáculos, admiración y, sobre todo, mucho misterio. Necesita ser el centro de la relación, y puede enloquecer al otro con sus cuestionamientos, persecuciones y exceso de adrenalina. Buscará durante toda su vida el amor ideal
Una unión hecha en el cielo. Dos temperamentos que se complementan perfectamente desde todo punto de vista. Hay fuertes lazos de pasión y mucho magnetismo rodeándolos. La Cabra aceptará el ego del Dragón, pero si este se excede no dudará en abandonarlo.
Dos personalidades orientadas a la acción. Ninguno está a la sombra del otro, y son de llevar a la práctica todos sus ideales, aunque un poco impulsivamente. Los problemas pueden empezar si llegan a tener desacuerdos, ya que a ninguno le gusta dar marcha atrás.
Aunque se sienten irremediablemente atraídos el uno hacia el otro, la convivencia puede ser complicada. Egocéntricos como son, a ninguno le va a gustar dar el brazo a torcer, y menos dejar que el otro dirija. Si logran vencer esto, puede funcionar bien
Es una unión muy buena, con mucho respeto y lealtad mutua. Dotados de inteligencia y agudeza, ninguno dependerá del otro y se dejarán guiar por su ambición y sed de triunfo.
Dos voluntades poderosas y dos fuertes egos. Si se cuidan de no enfrentarse la pasarán muy bien y sacarán a la superficie sus mejores cualidades: inteligencia, talento y valor. Se respetan, comprenden y complementan muy bien.
Entusiastas y vitales, la cordialidad del Cerdo y la exuberancia del Dragón se combinan y hacen buena pareja: el Dragón es el líder, y el Cerdo se ocupa de las relaciones públicas.
Conejo puede enamorarse perdidamente del Dragón... pero generalmente será una fantasía. El superimpulsivo y egocéntrico Dragón superará al pobre Conejo, que ama el perfil bajo y el calor del hogar.
Es muy difícil que el espirituoso Dragón y el pesimista Perro puedan congeniar. El Dragón odia que tiren abajo sus ideas, y al Perro el Dragón le parece un delirante. Sólo funcionará si están en una etapa de replanteos existenciales.
Al principio parece posible, pero de a poco las diferencias los van minando. El terrenal Buey encuentra difícil entender o aguantar los grandes planes del Dragón que, sin apoyo, empieza a frustarse.
Dos espíritus independientes, que viven sus emociones al límite. Son dos individuos orientados a lo físico y poco amigos de la hipocresía. Es una relación a lo grande, llena de pasión, aventura y retos.
Perfecto. Los dos poseen el mismo coraje y la misma decisión por lo que juntos, pueden ser sumamente felices. El Dragón hace planes a lo grande y la Rata se ocupa de los pequeños detalles.
Una espectacular pareja. El Dragón, gran estratega, y el Mono, astuto y desenvuelto, harán una gran dupla trabajando juntos. Será una pareja magnética y llena de grandes momentos.